¿Pero dónde está el problema?
Por: Pauline Guerraty.
A nivel mundial la forma de vida es mayoritariamente urbana, con lo que además de un planeta contaminado y en crisis en cuanto a su energía, tenemos el gran problema del calentamiento global producto de las emisiones de dióxido de carbono que en sí es un factor clave producido por el cambio ambiental. El problema puede ser atribuido al sistema y/o a los responsables de las políticas económicas.
Para nadie es un secreto que los países desarrollados son los que mas contaminan. Los países en vías de desarrollo no se salvan de producir basura en exceso. Sin embargo, el gran problema trata de cómo deshacerse, sin riesgo, de los residuos nucleares o químicos. A modo de ejemplo: en el año 1999 sólo en EEUU hubo cerca de cuarenta millones de toneladas de desechos contaminantes y peligrosos en unos veinte mil lugares del país. La transformación del entorno natural ha sido nociva desde sus comienzos, liderado por quienes fabrican una mejor calidad de vida a costo de toda la naturaleza. En tanto, el seminario Suizo Die Wetwoche dice: “Si todo el mundo usara sus muebles o su automóvil toda la vida o al menos el doble del tiempo de lo que lo hace ahora, el colapso económico estaría garantizado”.
La oficina australiana de protección para el medio ambiente en su folleto Alerta contra el plomo: ¿Va a pintar su casa? Contiene observaciones que advierten sobre la presencia de plomo en las pinturas. Si hilamos mas fino y pensamos en la típica conducta de los niños pequeños, cuando lamen las paredes con cal; a cualquier madre de un chico de cinco años la alarmaría. Esto por, como bien dice el folleto Australiano, la ingesta de plomo por un niño, aunque sea en niveles muy bajos afectaría su desarrollo intelectual y conductual. La alerta hacia los niños en este ámbito se explica según la capacidad de absorción del cuerpo humano; mientras un adulto absorbería un 10% del plomo que entra en su cuerpo, un niño lo haría en un 50%. Con lo anterior, quiero estimular a meditar acerca de la forma de vida adoptada y que en definitiva tiene bajo amenaza a nuestro planeta.
A nivel macro el derretimiento de los glaciares no es algo que se produzca en diez años. El daño a incontables especies vegetales y animales que se han ido “exterminando” por la creación de todo tipo de fertilizantes, semillas y químicos; acarreando consecuencias nocivas hasta exterminarlas. EEUU es un ejemplo práctico de este evento de transformación de la naturaleza, haciéndonos dependientes incluso de lo que no debiéramos.
En tanto al problema puntual de la energía, por si fuera poco, Chile está revisando un plan de acción con el fin de diversificar las fuentes energéticas, barajando la opción nuclear como alternativa, impulsando fuertes investigaciones científicas. Los ecologistas por su parte, ya están alertas al manejo que el gobierno haga en este ámbito, ya que consideran que el riesgo ambiental sería mayor a los beneficios. Lo anterior, sumado a que somos naturalmente un país sísmico, me parece altamente preocupante.
El problema puede ser visto de muchas perspectivas; sin embargo, pienso que el factor impulsor para nosotros como país, es muestra falta de visión de como Estado, el que debiera ser acorde a nuestro propio ritmo natural de vida (aunque ya hace décadas dejó de ser natural, por el afán de las ideologizar el crecimiento y el desarrollo, propulsado por los grupos de poder). Así no es de extrañarse, cuando notamos que nuestra cultura se atenúa y seguimos comiendo empanadas para no quedarnos sin fonda. La rapidez del mundo moderno no espera y nos hace alucinar otra realidad.
Está claro que el gobierno como siempre, está trabajando y dando sus mejores impulsos, y haciéndolo con las personas más idóneas. También es sabido que todo pareciese hacerse al lote y a lo compadre, como Chilenos. Estos apelativos alcanzan a la tozudez nacional de no tener claro quiénes somos como chilenos, las oportunidades, ni tampoco las características que tiene nuestro país. En este aspecto puede haber, por un lado, posturas que atribuyan el problema a la falta de educación de las personas y, por otro, quienes piensan que el problema radica en nuestros gobernantes, que deberían tener dicha educación.
Que suba la calidad de vida ¡si! Pero no tan limitante de la libertad. Atrás quedó la fama de hectárea tras hectárea de trigo sembrado en nuestras praderas y cerros. No se han apoyado con políticas públicas a la agricultura ni a la ganadería de una forma constructiva y orientada a la producción sustentable y congruente con nuestra riqueza natural. Las familias rurales ahora deben contentarse con vender en una ganga a sus animales en las ferias de remate. Existe una realidad macro que es muy delicada y que termina incluso perjudicando a nuestras familias rurales que poco o nada han disfrutado de esta modernidad.
Por nuestra parte, no somos un país que no tenga otras alternativas. Está comprobado que la energía hidráulica, que es una de las más factibles para nuestro país, involucra inversiones más que millonarias. Así como están las cosas, no creo que se junen todos los chilenos, gobierno y empresarios para realizar un plan de acción congruente a la crisis energética. Esperamos como “colonia” para que nuestros colonizadores, una vez más, realicen las propuestas por nosotros.
El problema energético es de total vitalidad. Es por esto mismo que la forma a la Chilena se ve acorralada ante estas problemáticas. Si los avances no hubiesen sido tan a “velocidad luz”, tendríamos una visión más realista. En definitiva, syoaber lo fundamental que es el fomento a la producción natural, absorbiendo nuestra mano de obra de manera que nuestra “producción artesanal” lo pueda hacer, porque, y perdón que lo diga, me parece muy moderna la idea de tener un sello propio de producción, ¿no es así?
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