«Parece que todo lo que debe hacer el hombre, consiste en probarse a sí mismo que es un hombre y no un engranaje».- Fedor Dostoievski.

Por Damián Gálvez
Revista Nº 11, 2007, año 3.
Este es el inicio para dar una breve reflexión sobre la obra literaria, quizá del alma más grande del mundo moderno, cuya obra narrativa ejerció una profunda influencia en todos los ámbitos de la cultura moderna. Pues, cuando hablamos de Dostoievski no sólo hablamos de un escritor ruso del siglo XIX, sino que hablamos de lo que concierne a todo lo humano. Este genial personaje, sufrió una de las experiencias más límites que podría vivir un ser humano: ser condenado a muerte y, a último minuto, liberado. Su condena se debió a que en 1849 se había reunido a un grupo de jóvenes intelectuales que leían y debatían las teorías de escritores socialistas franceses, por aquel entonces prohibidas en la Rusia zarista de Nicolás I. Esta experiencia traumática, que cargó durante los ocho años que duró su encarcelamiento y exilio en Siberia, se convirtió en pieza fundamental de su creación literaria. En su obra “memorias de la casa muerta”, logra impregnarnos elementos de la psicología criminal o en personalidades psicopáticas, es decir, aquellas personalidades que sufren por su anormalidad o hacen sufrir, bajo ella, a la sociedad. Anormal me refiero a variaciones, desviaciones, de un campo medio, imaginada por nosotros. El libro se vuele, por otra parte, pero al mismo tiempo, en una creación autobiográfica, describió con todo detalle el sadismo, las condiciones infrahumanas y la falta total de privacidad entre los presos. Sin embrago su puesto en la cárcel era de un “caballero con desprecio”.

Ahora bien quisiera compartir algunos pensamientos vertidos por Dostoievski en tales obras, que de alguna forma, se relacionan con lo que nuestro mundo está viviendo. O sea, de alguna manera, Dostoievski, interpreta, a través de su angustia mística, nuestra realidad. De alguna manera, este visionario permanece vigente. En las Memorias del Subsuelo, el escritor nos dice: El hombre del subsuelo vive en un tugurio oscuro, nauseabundo que es su “cáscara”. Está solo. No tiene amigos. “Estoy enfermo, soy malo y no tengo nada de atractivo”, dice. Pero la conciencia de su villanía es secretamente agradable para él […] Experimenta un extraño gozo diciéndose que ha llegado al último grado de la abyección, que jamás será un hombre como los demás, que es algo absolutamente especial, extraordinario, que está al lado de la gente, aislado, al margen de la creación. “Yo soy solo yellos son todos.”

Dostoievski nos enfrenta a la paradoja que reviste todo lo humano: si indagar en nosotros mismos como individualidad o someternos a la masa que no piensa, no razona., por que es lo más fácil. Es evidente que los planteamientos del autor son bastante “racionalistas” , pues solicita al ejercicio autónomo de hacer uso de nuestra propia razón, es decir , que el hombres salga de su incapacidad, para servirse de su propio entendimiento sin la guía de otro, lo cual seria, una negación de pensar por si mismo. Al mismo tiempo, este pensador del siglo XIX, era enemigo entusiasta de la vida moderna, en incansable lucha cuerpo a cuerpo con su ambigüedades y sus contradicciones; la fuente principal de la capacidad creativa radicaba en sus tensiones internas y en su ironía a si mismo. Pues bien, los personajes de sus novelas -no hombres reducidos a símbolos abstractos de ideas, sino ideas encarnadas e inervadas en criaturas terriblemente vivas- están siempre suspendidos entre el mal y el bien, el pecado y el instante inminente de la salvación, entre la desesperación y la fe, entre la caída en la nada y el salto en Dios. En “Crimen y Castigo” Raskolnikov, entre otras cosas, es la personificación de la lucha contra la moral común, responsable legalizada y reconocida de tantos delitos y de tantos errores. Pero no es la brillante dialéctica de Raskolnikov (“el superhombre”) la que logra el triunfo del bien sobre el mal, sino el dolor silencioso de Sonia, la mujer perdida por socorrer a los demás, la “tierna y la querida madre” de los forzados, aquella que revela a Raskolnikov a sí mismo, el asesino al asesino, y que en esta revelación le abre el camino de la expiación y la salud. Quien lo salva, a través de la expiación, es Sonia, la “mártir voluntaria de puro amor”. En la cárcel, “quizá estaré mejor”; desde este punto, para Raskolnikov, el superhombre fallido y arrepentido, “empieza la historia de su lento renacer...de la gradual regeneración, del lento paso de una vida a otra”. Consideremos que en la novela de Dostoievski “Crimen y Castigo” en el mundo de este autor, el ambiente y paisaje están íntimamente ligados a los protagonistas, constituyendo un todo, un conjunto indivisible. Sólo en una ciudad como esta, lúgubre y misteriosa, podía haber nacido “el sueño horrendo de un estudiante mísero”. San Petersburgo no es sólo el lugar donde ocurren los acontecimientos, es el partícipe del crimen de Raskolnikov. A lo largo de la novela no hay más que unas breves descripciones de la ciudad que recuerdan los comentarios que suelen llevar las obras de teatro, pero son suficientes para que el lector pueda penetrar en el paisaje espiritual de la obra o pueda sentir el SanPetersburgo de Dostoievski. : Raskolnikov - San Petersburgo.

El mundo que rodea a los personajes de Dostoievski siempre forma parte de su alma. Mas aún, se convierte en el paisaje interior de su alma y en cierta medida determina su comportamiento. En el alma de Raskolnikov hay el mismo frió, oscuridad y humedad que hay en San Petersburgo. El espíritu sordo y mudo que percibe al contemplar el paisaje de la ciudad.

Para terminar esta breve reflexión sobre la importancia literaria-filosófica de este gran pensador ruso citaré una parte de “Crimen y Castigo”, en cual podemos entender a Raskolnikov como un ser desesperado, al debatirse entre su deseo y la realidad. También se parte de que toda desesperación debe llevar a una acción que brinde la salida a la encrucijada, al considerar que el individuo puede llegar a un autoconocimiento desde su propia autoafirmación y a la vez es la superación del mismo Raskolnikov dentro de su moral egoísta.Rodión Románovich Raskolnikov dice: “...Todos los legisladores e instructores de la humanidad, desde los mas antiguos, pasando por Licurgo, Solón y Mahoma, hasta los Napoleón, etc., todos sin excepción han sido criminales, por el hecho de que dar nuevas leyes significa violar las antiguas, las cuales eran observadas fielmente por la sociedad y transmitidas a las generaciones futuras; indudablemente, ellos no retrocedían ante el derramamiento de sangre, cuando esto podía resultar útil (una sangre vertida inocente y valerosamente por la vieja ley). Es también de notar que todos los bienhechores de la humanidad han sido terriblemente sanguinarios. En una palabra, afirmo que todos los hombres, no solo los grandes, sino también todos aquellos que se eleven sobre el nivel común, y que son capaces de decir alguna cosa nueva, deben, en virtud su naturaleza propia, ser necesariamente criminales, en mayor o menor grado, según los casos. De otro modo, seria difícil salir de la rutina; y, sin embargo, quedarse en ella es cosa que no se puede consentir, pues a mi manera de ver, su propio deber se lo prohíbe.”

1 comentarios:

  Anónimo

febrero 04, 2008

Perd�n Damian por escribir ac� y no comentar tu columna, pero si lo hago es porque a veces, las ganas de expresarse resultan incontrolables. Y he elegido este espacio sobre todo, por el respeto y cari�o que le tengo a sus creadores.
�n homenaje a mis dos grandes amigas que dejaron atr�s est� hostil ciudad y prefirieron buscar suerte en otro lugar, rompiendo lo establecido para despojarse de la seguridad que la monoton�a entrega.
Aprendan un mont�n, conozcan lo m�s posible, enam�rense, r�anse, lloren y disfruten, porque cuando vuelvan las cosas van a estar extra�amente igual.

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