Domingos en el Parke Forestal: Punto de encuentro y creación

Por Cuerpo de Reportajes Está En Nosotros.-

Revista Nº 11, 2007, año 3.-
Todos los domingos, desde ya algunos años, en el Parke Forestal, específicamente en los alrededores del Museo de Bellas Artes, entre caballos gordos, colores circenses y paños de artesanías; se construye un punto de encuentro e intercambio de músicos, malabaristas, actores callejeros, jóvenes, familias, y gente que va de paso atraída por diversas manifestaciones de arte que explotan e irradian una forma de socialización poco común.
Ya al acercarse, a las aproximaciones del «Bellas Artes», se hace sentir otro aroma que te llama a despojarte de tu aislamiento individual, y comenzar a ser parte de la construcción del espacio. Lo primero que vez -a parte de vestimentas que escapan de lo tradicional- son las raíces o venas que forman la «feria libre del Bellas Artes» (Ojo, ferial «libre» del Bellas Artes). Esta, en su mayoría formada por jóvenes que ofrecen y te reciben con paños de diversos productos y palabras de conversación sin mediar mayor provocación. Desde ropas recicladas, instrumentos musicales, artesanías, utensilios para malabares, gastronomía vegetariana, junto con al asistente, le dan cuerpo a esta feria.
II.
Son las 4 de la tarde, hora que generalmente este espacio geográfico comienza a ser, literalmente, tomado y ocupado. Se ven aparecer los primeros malabaristas y payasos que figuran con sus rutinas callejeras provocando risas entre los niños; varios chicos Raperos que lanzan sus líricas en algún rincón del lugar, al son de tambores y «bitvox», los cuales marcan el fluir de su lenguaje lleno de poesía explicativa de su propia realidad; llegan los «berimbau», instrumentos que acompañan a los bailarines de «capoeira», quienes llaman a ser espectadores de sus movimientos gimnásticos que implican este arte marcial; otros, jóvenes Punk con su actitud de efervescencia y rebeldía ser reúnen y hablan sobre la resistencia cotidiana; algunos jóvenes ligados a la tierra, tocando sus tambores con ritmos africanos llaman a otros tambores a unirse a su tribu; Vendedores ambulantes, autogestionando recursos para su diario vivir, entregando su arte o un poco de ropa reciclada; Cabezas con «dreadlocks», Rastas que caminan fomentando otra forma de alimentación, sentimiento compartido con otros «veganos» asistentes al lugar; además de «Rockeros» con voces raspadas manteniendo vivo el lema «Sexo, Drogas y Rock&Roll».

Asimilación de un espacio vivo
Se comienzan a crear relaciones entre distintas identidades, símbolos y formas de ver la vida, provocando una mixtura que llena los espacios de este cuerpo geográfico. Así, se extiende una red, vasos comunicantes, que comienzan a darle el oxigeno, la respiración, el vivir, a esta excepcionalidad que suda y expele alternativas.
La música marca los ritmos cardiacos que bombean un líquido comunicacional que determinan la convivencia en lo público.
De esta forma, siendo el Parke Forestal un lugar céntrico, de acceso geográfico a los distintos puntos de la capital, aparece como un nudo de exteriorización alternativa a otros lugares públicos, de reunión, como serían centros comerciales y grandes tiendas. Mientras estas últimas figuran como lugares cerrados, con condiciones de acceso, y estacionamientos privados; el forestal se expone como un lugar abierto y de libre entrada, puesto que hay diversas de éstas. Los «centro comerciales» se revelan como un punto público, donde la comunicación entre los asistentes no es relevante, ya que todo se reduce a la relación asistente-vendedor; contrario a lo anterior, en el Parke los distintivos, y lo propio de él, son las formas de comunicación y juegos de lenguaje, que expresados en significaciones, músicas, discursos, expresiones artísticas y formas de pensar –realizadas por el propio asistente- le dan vida a este cuerpo. Unos son cajas cerradas edificadas, climatizadas artificialmente, frías y ordenas. Los otros, son espacios abiertos, forestados y verdes, con aires primaverales, cálidos y espontáneos.
La configuración urbana actual no propicia la diversificación de espacios, dejando al Forestal, como a otros lugares, como polos de resistencia y creación cultural. Asimismo es una alternativa a la «creación» de la industria cultural que ordena e identifica la «re-creación» de la actividad diaria de los sujetos.
Son las 10:30 de la noche y sólo quedan algunos resabios de lo que fue, y será, el próximo Domingo en el Parke Forestal en la cercanías de Museo de Bellas Artes.

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